Hasta el último segundo del último partido.

Dani Rodríguez 20/04/2014

Quizás la imagen al final del partido de nuestros gladiadores en el Estadio Municipal de Anduva no sea de nuestro agrado; abatidos, cabizbajos, bueno ya lo decía ayer Lobera en rueda de prensa; “El vestuario está tocado porque hoy teníamos muchas esperanzas”. No hicimos un buen partido ni mucho menos un mal partido, digamos que la suerte no se alió con nosotros. Antes de empezar este partido la UD Las Palmas estaba convencida de llevarse los tres puntos de Miranda del Ebro y seguir por la pelea del segundo puesto y así entrar en puestos de ascenso directo, ya que el S.D.Eibar no cedió en su visita a Valdebebas y logró otros tres puntos para su casillero. Ahora hay que dejar de pensar en ello y estar atento a los resultados que consigan nuestro rival vecino el CD Tenerife y el decano español, el Recreativo de Huelva. Hemos perdido una final pero no la guerra. Este partido sirve de ejemplo de lo que tenemos que mejorar de cara a las otras siete finales que nos quedan para lograr el ansiado ascenso a la máxima categoría española. Últimamente se han lesionado algunos de los gladiadores que durante la temporada han luchado para hacer posible llevar a donde hemos llegado, pero no es escusa para que el equipo empiece a decaer ni mucho menos. Tenemos equipo para conseguir subir a Primera División y hacernos un hueco entre los mejores de España. A partir de ahora toca recuperar el ánimo de hace unas semanas y seguir ganando batallas como hasta ahora. La UD Las Palmas se caracteriza de ser un equipo sufridor, de esos que hasta el último segundo del último partido no parará de correr, de sudar, de pelear, de ganar y volver a ganar este quien este por delante. Es así podemos vencer a los equipos con mejor plantilla y mejor presupuesto pero también podemos perder con el que menos pensamos. Es así porque la UD Las Palmas es un equipo que sus aficionados pueden sufrir un ataque al corazón cualquier día pero nunca dejaran de animar. Si lo que quieren es ganar fácilmente, con una plantilla millonaria y ayudas arbitrales más de una vez, este no es su equipo. Nosotros luchamos desde el pitido inicial del árbitro hasta el pitido final. Queremos volver a llenar la Plaza de la Victoria pero no será nada fácil, nos quedan siete batallas en las que nos dejaremos sudor, sangre y lágrimas por el camino pero cuando el árbitro indique el camino de los vestuarios en el último partido de la temporada, esas lágrimas de tristeza se volverán en lágrimas totalmente de alegría y recordaremos esa sangre que salía de nuestro cuerpo con demasiado dolor como un recuerdo de lo que hemos tenido que luchar para llegar a donde hemos llegado y ese sudor es el sacrificio de los gladiadores, cuerpo técnico y directiva que aunque ellos no corran ni realicen nada por el estilo que los futbolistas, sin su ayuda tanto dentro como fuera de los terrenos de juegos no sería posible nada de lo que hasta ahora hemos conseguido. Toca remar en una misma dirección afrontando estas últimas siete batallas como si fuera la última, dejándonos esa sangre, sudor y lágrimas que con el tiempo se convertirán todo ese sufrimiento en otra quedada amarilla pero en este caso en la Plaza de la Victoria, abrazados y celebrando un ascenso con personas que ni siquiera antes conocían pero eso es lo que tiene el fútbol y la UD            Las Palmas, unir a personas que no se conocen, brindar y llorar de felicidad mientras cantan los cánticos más populares de este equipo porque estos acaban de lograr el objetivo que desde hace mucho tiempo estaba en mente de todos los aficionados, jugadores, cuerpo técnico y directiva. Pero antes de todo esto, hay siete finales que hay que luchar hasta el último segundo del último partido. Queda aún un mundo.

Publicado en Opinión

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