El rugir de un león sin voz.

@JLamasPress 20/04-72014

Llegó sin formar parte de ninguna manada. A solas, en silencio y condenado a no entender el idioma. Aún recuerdo la primera vez que le vi. Había concluido el entreno en Barranco Seco y adornaba con un batido los cristales de los coches de sus compañeros, como si necesitara llamar la atención. Yo le había observado desde lejos, perdido y con la sensación de estar incomprendido sobre el césped. Me acerqué y sólo le hice una pregunta en inglés: “¿tú no entiendes a tus compañeros en el campo?”. Con la misma inocencia y sinceridad de un niño dejó de hacer lo que estaba haciendo, clavó su  mirada en la mía y cambiando la expresión de su rostro me ofreció un rotundo “no”. Creo que fue la siguiente vez que le vi cuando le pregunté si no tenía un profesor de español. Lo cierto es que no tenía ni libro de gramática, ni base ni contenido. Sólo había aprendido a saludar, a pedir un refresco y creo que nada más. Se avergonzaba y se sentía algo ridículo tratando de chapurrear algo que se le entendiera. Me confesó también que el profesor se había marchado de vacaciones. Desconozco si alguna vez lo tuvo y por qué otros que dominaban perfectamente el castellano acudían a clase y él no.

Quizás  siempre miré por él, pero humanizar al ariete me hizo sentir cierta ternura y observar la soledad que en él habitaba. También se lo que supone estar sola en un país donde no eres comprendido.

Tras cada jornada fui hablando con él, le había recomendado un libro sencillo para aprender y él también me iba contando su evolución. Fueron también malos tiempos para el futbolista. Atrás quedaron sus goles contra el Jerez y había quedado relegado a la suplencia. Como periodista traté de apoyarle porque realmente lo necesitaba y me costó que pronunciara sus primeras palabras delante de una cámara. Fue una linda anécdota que él como persona buena y generosa aceptó. Le escribí en mi cuaderno un saludo y se lo hice repetir hasta cinco veces. Quería que estuviera perfecto. Y su sonrisa brilló. Aún así, como decía, eran malos tiempos. Al finalizar su primera campaña me confesó que se quería marchar, que no sabía si iba a viajar a Murcia. El sentirse desplazado en una convocatoria lo mataba. Sinceramente, jamás conocí a un profesional tan serio e involucrado en su tarea.

Ahora su pena y el peso que carga es que una noticia que hace un tiempo recibió de una persona en quien confiaba se ha hecho realidad. Su versión, es que sólo deseaba permanecer aquí. Quizás lo que sucedió, el verdadero motivo por el que ya no le vemos, no lo sepamos nunca. Pero sí puedo confirmar que su dolor mayor es quedar relegado a la grada sintiéndose cuestionado por su entrenador. No comprende por qué se le castiga si él siente que da todo en los entrenamientos. Siente rabia y enfado en su soledad. El rugir de esta pantera negra se resquebraja. El león está triste. No recuerdan su hat trick en Gijón. Quizás aquel día brilló como nunca por una cuestión de suerte, quizás porque logró “free your mind”, el consejo que le damos antes de los partidos quienes le apreciamos porque cuando fallaba él contaba que sentía que era su cabeza quien le jugaba la mala pasada. Para aquel partido recuerdo también que pensando en evitar su ofuscamiento le envié una canción cuyo estribillo canta “ Me cubro los oídos como un niño, cuando tus palabras no significan nada, yo digo: la, la, la. Subo el volumen cuando hablas, ya que mi corazón no puede pararlo, encuentro una forma de bloquearlo, digo: la, la ,la..” Desconozco lo que sucedió aquel día para que marcara tres goles, lo que si se es que quienes apreciamos el fútbol hemos sido testigos de dotes de calidad que en segunda no se suelen ver. Quizás cierto es que si realmente es un jugador de primera, en segunda no tiene cabida. Un 9 en segunda va a rescatar el balón donde haga falta. No se queda en su área esperando a golpear con la punta mágica pero en esto, incluso, por momentos me equivoco pues ya lo he visto hasta defendiendo. Ahora sólo se que la pantera está herida, el león no atiende a rugidos. Su hambre de gol se ha transformado en pena y en este momento Macky Chrisantus sólo cuenta las horas para poder marcharse a su próxima selva.

 

 

Publicado en Opinión
1 comments on “El rugir de un león sin voz.
  1. angeles ramirez dice:

    Jolín, m acabas de emocionar. La verdad es q en este mundo cuando somos dioses, nos cubren d oro, pero cuando pasamos una mala época, el oro se convierte en polvo sin valor. Mis más sinceras felicitaciones Julia!

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